El producto amparado por la Indicación Geográfica Protegida «Grelos de Galicia» se define como la parte vegetativa destinada al consumo humano procedente del Nabo de las variedades comerciales registradas «Grelos de Santiago» y «Globo Blanco de Lugo», correspondientes a los ecotipos de Santiago y Lugo, comercializada en fresco, congelada, o en conserva.
La denominación "grelos" engloba indistintamente a las hojas y tallos vegetativos recogidos a lo largo del ciclo de desarrollo, llamados nabizas; y a las hojas y tallos florales obtenidos inmediatamente antes de la floración, conocidos, en muchos lugares de Galicia, como cimos.
Los grelos en fresco serán comercializados en lotes homogéneos en función de la procedencia y la variedad, mediante tradicionales manojos de pesos aproximados de 0,5 o 1 kg. Los grelos comercializados en conserva serán elaborados al natural, sin otra adición al líquido de gobierno que el agua de cocción y sal común, sin acidificaciones.
Características organolépticas
Las características organolépticas se refieren al grelo puesto en disposición de consumo, es decir, cocido: Color verde intenso, más acentuado a medida que la planta se aproxima al momento de floración. Sabor ligeramente ácido, combinado con cierto amargor. Textura ligeramente fibrosa, más acusada si la variedad es de hoja estrecha, con elevado porcentaje de peciolos. Dureza muy baja debido al bajo contenido en fibra alimentaria.
Usos culinarios
Los grelos son hortalizas imprescindibles en alguno de los platos más representativos de la cocina gallega como el «Caldo» o «Pote gallego», el «Cocido» y el «Lacón con Grelos», constituyendo asimismo un elemento diferenciador respecto a la cocina tradicional de otras regiones.
Debemos tener en cuenta que una vez cosechado el grelo comienza una rápida degradación de sus numerosos compuestos beneficiosos para la salud ( ver propiedades nutricionales), lo que conlleva una notable y rápida pérdida de su valor nutritivo. Todo ello justifica la inmediatez de su consumo desde su recolección, y la dificultad para poder encontrar el producto fresco en los mercados de fuera de Galicia.
Los grelos no son consumidos en fresco; para hacerlos comestibles es necesario someterlos a cocción durante un tiempo que varía en función de su desarrollo fenológico.
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